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Huérfanos digitales

HUÉRFANOS DIGITALES
Abordaje multifactorial
Juan José Millán
@webjjmiles

De sobra son conocidos los conceptos NATIVO DIGITAL e INMIGRANTE DIGITAL por todos aquellos que de una u otra forma nos dedicamos a trabajar en el mundo de la investigación, de la educación y de la tecnología, y también por aquellos que conviven con menores: padres, tíos, hermanos, cuidadores de niños, monitores de tiempo libre, etc.

Hasta ahora, ambos conceptos han coexistido, pero en un futuro muy cercano, a corto plazo, los inmigrantes digitales iremos desapareciendo gradualmente y todos aquellos que permanecerán y que a su vez serán el primer activo de esta cuarta revolución industrial que estamos viviendo y de la tercera revolución educativa, serán nativos digitales. No obstante, opino, seguirá habiendo diferencias entre unos y otros. Una gran parte de ellos, de los nativos digitales incorporados a la vida activa, a la formación, al diseño de tecnología, a la enseñanza y no sólo se quedarán en el mundo profesional, sino que serán padres, seguirán siendo hijos, amigos, etc. y habrán tenido la oportunidad de hacer uso de las TIC, de aprender desde el Colegio con herramientas digitales, afinar estrategias de búsqueda y discriminación de la información, sabrán curar contenidos, desarrollar presentaciones en infinidad de plataformas y serán realmente habilidosos en las redes sociales. Tendrán grandes conocimientos de seguridad, tanto en su equipo personal como con redes WIFI y otras formas de conexión como las cada vez más habituales en hospitales, cines, centros comerciales, restaurantes, etc.

Frente a este grupo, encontraremos otro que, además de asumir los mismos aspectos profesionales y familiares, se diferenciarán de estos otros en su oportunidad de aprendizaje en TIC, en su destreza para trabajar, compartir, colaborar, obtener información y expresarla, etc. por medio de plataformas digitales. Este grupo, sin duda, presentará unas diferencias a nivel de competencia que les derivará a un segundo lugar, minando sus oportunidades de actuación y de inserción laboral, a la par que su desarrollo personal y realización.

¿Qué hecho diferencial se presenta como principal precipitante de esta insalvable diferencia entre unos y otros? Sin duda el aprendizaje, pero no ya el aprendizaje obtenido en las escuelas en las que los padres depositan su confianza y en las que los proyectos educativos cada vez más contemplan la educación digital como algo esencial e inolvidable en la formación del alumnado. No hay que irse a estancias gruesas, por denominarlas de alguna forma. Por estancias gruesas hago referencia a instituciones educativas, colectivos, proyectos educativos, leyes educativas… En la orfandad digital, el responsable es la instancia fina: la persona. Las estructuras sobre las que diseñar y fundamentar nuestra acción docente, nuestra acción parental o social pueden estar muy definidas, ser realmente ambiciosas e incluso ir un par de pasos por delante de otras, pero si la persona que debe aplicar, poner en marcha y dinamizar dichos entes no es una personada experimentada y con conocimientos y destrezas suficientes para afrontar su vida digital de forma saludable, será imposible evitar que muchos de los estudiantes que se encuentran en las aulas a día de hoy sean huérfanos digitales y, no nos olvidemos, la práctica totalidad de los que a día de hoy se encargan de ofrecer el entrenamiento en estas destrezas y de enseñar a convivir con el mundo digital, somos inmigrantes digitales, enseñando algo que no es de nuestra era, con lo que hemos aprendido a convivir. ¿Nos hemos adaptado todos al mundo digital? Creo que no.

PÉRFIL DEL HUERFANO DIGITAL

El huérfano digital es un estudiante nacido entre el año 2000 y el presente (actualmente año 2016) que cuenta con acceso a Internet desde muy diferentes dispositivos que lleva encima: teléfonos inteligentes, tablets, reproductores digitales tipo iTouch, videoconsolas portátiles 3G, relojes multimedia… Este estudiante es consumidor activo de tecnología y de redes sociales, que hace uso de las TIC para estudiar, para realizar trabajos, para relacionarse con iguales y para su tiempo libre y de ocio.

Este perfil, coincidirán conmigo, se encuentra muy presente en una gran cantidad de escolares. Prácticamente hoy, ni las diferencias socioeconómicas salvan este obstáculo. Todos tenemos acceso a teléfonos inteligentes al menos. Este factor ya ha realizado un primer cambio cualitativo, pues la brecha en el huérfano digital cambia de lugar. Anteriormente hablábamos de población online y población offline. Ya cada vez menos puede emplearse esta diferenciación, que sigue existiendo, pero es realmente mínima. Posteriormente hablábamos de los tecnofóbicos y de los tecnoadictos como extremos perniciosos. Afortunadamente los del primer grupo van perdiendo peso cuantitativo. Ahora que más o menos todos sabemos que la tecnología y el mundo digital son claves para los estudiantes y que hemos logrado llegar a un equilibrio digital entre concepciones catastrofistas y aquellas que se acuestan más hacia la visión de la tecnología como panacea, nos encontramos con una nueva brecha que define la línea de la orfandad digital: la forma de uso.

El huérfano digital es un estudiante con el perfil expuesto anteriormente que además, cumple con las siguientes características:

  • No cuida su biografía digital: A día de hoy y para la vida futura de nuestros estudiantes, hacerlo es esencial. La cantidad de contenido que se crea con fotos no apropiadas, comentarios calificados como ofensivos o que fácilmente pueden ubicar a un estudiante escolar en una línea ideológica o de acción, deben ser tratados con cuidado. Ellos deberían saberlo: todo lo que hagas en Internet deja una huella digital que podrá rastrearse prácticamente siempre. ¿Influirá en sus futuros trabajos? ¿Les podrá generar problemas en el futuro?
  • Es impulsivo a la hora de publicar contenido: Uno de los aspectos claves de Internet y de las plataformas de publicación de contenido es que, además de ser accesibles para todo el mundo, ofrecen la posibilidad de publicar o compartir cualquier tipo de contenido en escasos segundos. También facilitan la opción de marcar una postura respecto al mismo con los “me gusta” de muchas redes sociales. En la infancia y adolescencia mantenemos una cierta impulsividad de conductas, y más en un medio como el digital, en el cual la impulsividad está a la orden del día: si no encontramos lo que buscamos en una Web en tres (¡tres!) segundos, nos marchamos a otro sitio a buscarlo. El huérfano digital no reflexiona acerca de sus publicaciones, muy en relación con su biografía digital, y además, se postula como defensor o detractor de opiniones de terceros y comparte sin saber si la información es veraz porque no la contrasta.
  • Sigue a gente que no conoce en Redes Sociales. Algo muy habitual en el huérfano digital. No conoce los riesgos que se esconden detrás de cualquier perfil desconocido en una red social. No es capaz de inferir la peligrosidad de dar carta blanca a desconocidos para que husmeen en su perfil, tengan acceso a sus fotografías y en mucho caso a las de sus contactos, e incluso puedan conversar directamente. Nadie se lo ha explicado, o mejor dicho, por mucho que se lo hayan dicho, los que se lo han comentado no han sido capaces de transmitirle la importancia de este aspecto pues lo saben de una forma teórica, como que es lo bueno por estar establecido, pero no son capaces de transmitir es importante riesgo que van a sufrir.
  • No dejaría leer sus publicaciones en Redes Sociales a sus padres o a sus profesores por considerar que podría ser regañado por el contenido existente o por tener claro que lo publicado es inapropiado, ofensivo, dañino o no apto para su edad.
  • Hace cosas en Internet o por medio de dispositivos digitales que no haría en la vida física porque consideraría que esa acción es mala, socialmente reprochable, dañina, o no apropiada. Sin duda alguna, la paradoja que genera el mundo digital está latente: dos mundos diferentes (digital y físico) que confluyen en el mismo plano, pues lo físico tiene repercusión en lo digital y lo digital en lo físico. Las acciones en uno, por tanto, generan impacto en el otro.
  • Se conectan a redes datos (WIFI) sin conocer si son o no seguras ya que son redes gratuitas y, por tanto, ahorran en tráfico de datos. Desconocen los peligros de secuestros de sesión, robo de información, etc. Muy probablemente nunca les hayan hablado de estos aspectos, sin embargo, son aspectos esenciales. Algo similar a cuando nuestros padres nos decían en los 80 que tuviéramos cuidado con nuestra cartera, que no la guardáramos en el bolsillo trasero del pantalón que nos la podían robar. Hoy, el robo y el hurto han cambiado de esfera.
  • No ajusta las opciones de privacidad predeterminadas por defecto en Redes Sociales y dispositivos digitales al no considerar que sea importante, incluso al desconocer la existencia de dichas opciones de privacidad predeterminadas. Tanto en Redes Sociales con los permisos a quién puede encontrarte en ellas, acceso a tu perfil, biografía, fotos, leer actualizaciones, ver amistades, etc., hasta las opciones de compartir datos con contactos o con dispositivos cercanos de muchos teléfonos inteligentes y tablets. Los teléfonos inteligentes evolucionan muy rápido. Mucho más rápido quizá de lo que puedan evolucionar la capacidad de adaptación al cambio y actualización de muchos de los inmigrantes digitales. ¿Quién enseña por tanto estos aspectos a los menores?
  • Publica información relevante en Redes Sociales en la que cuenta en qué Centro de Estudios se encuentra escolarizado, sus horarios, el equipo de fútbol en el que juega, cuándo va a entrenar y dónde, cuando está solo en casa, su camino al Colegio, etc. Esa información es terriblemente sensible, pues abre muchas puertas a delincuentes, acosadores sexuales, pederastas, y todo tipo de personas malintencionadas. Les estamos haciendo gratis su trabajo de preparación del delito, y además, lo ponemos accesible. Sin duda ellos, los menores, no se han parado a pensar en estas consecuencias. Los adultos, inmigrantes digitales, quizá no seamos capaces de tener esta perspectiva por desconocimiento o simplemente, porque es un contexto en el que no nos desenvolvemos y no hemos cambiado a pensar en digital.
  • Presenta un elevado índice de obesidad tecnológica. Hace un tiempo publiqué un artículo en el que trataba el concepto de la obesidad tecnológica. Establecía una pirámide de necesidades tecnológicas, en las que se encontraban en la base las Webs de contenido académico, plataformas educativas y el correo electrónico. Se asociaba un 60% de tiempo online de dedicación a este tipo de contenidos para que hubiera un equilibrio en el consumo digital. Esta pirámide iba ascendiendo hasta llegar a las redes sociales y Webs de fenómeno fan, que no debieran superar entre el 8% y 10% del tiempo online, y finalizaba en su punta con juegos en línea y contenido restringido y para adultos, que debiera situarse en un consumo máximo de entre el 0% y el 2%.

    La obesidad tecnológica. @webjjmiles. Juan José Millán
                                             La obesidad tecnológica. @webjjmiles. Juan José Millán

El huérfano digital ocupa gran parte de su tiempo online en cuestiones de ocio. Podría decirse que esta orfandad lleva implícita una inversión casi total de la pirámide de la obesidad tecnológica, pasando a ocupar más de la mitad de su tiempo online en juegos en red, consumo de contenido inapropiado para su edad, redes sociales (sin fines educativos) páginas de entretenimiento, etc, dejando nada o una mínima parte de su tiempo de navegación a contenidos académicos y uso de correo electrónico (excluyendo el uso de spam y reenvíos de contenido viral). Obviamente, la red es una herramienta con un potencial deslumbrante pero… ¿conocen el alcance del mismo los inmigrantes digitales? ¿Conocen por ejemplo el potencial educativo de las redes sociales? Sin duda, volvemos a toparnos con un claro ejemplo de ver la vida con perspectiva digital.

EL HUÉRFANO DIGITAL ESTÁ DESTINADO A SERLO

Y así es. Las características de su entorno familiar, social y educativo son una pieza clave en este aspecto. Los adultos que rodean al escolar en su fase de crecimiento, momento en el que debe recibir su entrenamiento y adquisición de competencias en materia digital son vinculantes y claves para su desarrollo. Comenzaremos hablando de su familia y de la red social de adultos influyentes (excluyendo a los profesores de los que hablaré más adelante).

Los padres o adultos de influencia que empujan a los escolares a una situación de riesgo en lo referente a la orfandad digital cumplen con las siguientes características:

  • Nacidos antes de 1997: Esta es la fecha en la que Internet comenzó a entrar en los hogares de las familias españolas a un ritmo que permite observar su establecimiento. Obviamente las conexiones eran primitivas y apenas podía hacerse gran cosa, pero esta fecha marca un punto de inflexión. Los adultos de influencia y padres nacidos antes de 1997, han vivido una gran parte de su vida sin Internet, son las últimas generaciones de inmigrantes digitales. Conocen el mundo sin internet y han crecido sin dispositivos digitales, por tanto no han vivido desde su nacimiento pensando en digital.
  • No poseen perfiles en, al menos, dos redes sociales: No puede comprenderse el fenómeno de la Red Social sin estar inmerso en ellas. No pueden conocerse bien los riesgos sin vivirlos, no puede saberse el potencial de estas herramientas sin experimentarlas. Al menos dos redes sociales (a mi entender queda excesivamente corto) pero ya el hecho de participar en dos de ellas con cierta frecuencia permite hacer el cambio a lo digital.
  • Hacen uso de los sistemas de mensajería privada (tipo Whatsapp o Telegram) como sustituto del tradicional SMS o MMS compartiendo contenido viral y transmitiendo mensajes que podrían transmitirse mediante una sencilla llamada, o un SMS. No experimentar la tasa de interacción que puede llevarse a cabo por estas aplicaciones y no vivir para qué puede ser útil y para qué no dificultará enormemente a la hora de prohibir sin estas herramientas a los escolares. Puede que el inmigrante digital prohíba el Whatsapp a su hijo porque ha obtenido mala calificación en matemáticas (ejemplo que, dicho sea de paso, además de ser muy habitual es un ejemplo de castigo penoso, incongruente, ilógico, dañino y poco educativo) Quizá esté privando a su hijo de información acerca de una tarea escolar por el grupo de clase, o impidiendo su participación en un canal temático de Telegram (para el que no hay ofrecer el número de teléfono a absolutamente nadie).
  • No son usuarios de los ordenadores o apenas los usan. Muchos de ellos dirían: “no lo necesito para nada”, “soy partidario de escribir cartas como antes, que es más romántico o bonito”(estoy de acuerdo en lo hermoso de conservar la correspondencia, pero el mail es una de las mayores realidades a las que nos podemos enfrentar a día de hoy), “sigo escribiendo a mano” (yo también, pero eso no implica que sea un detractor de la tecnología en absoluto… todo lo contrario), etc. Como mucho lo abren para hacer algún uso de correo electrónico (spam generalmente), ver algún vídeo o algunas noticias… poco más. Sin duda, el concepto de persona alfabetizada tendrá que cambiar en breve. ¿Dónde entrarían estas personas en una nueva definición de este concepto?
  • No hacen búsquedas en Internet porque “los libros son mejores”, o porque “yo aprendí a hacer las cosas de otra forma que me gusta más y me es más práctica”, y también porque “no me fío de lo que pone en Internet”. Un adulto debe hacer búsquedas en los diferentes motores existentes. A día de hoy no sólo tenemos los clásicos buscadores, sino que además contamos con buscadores académicos (Google Académico), específicos por ramas de conocimiento a nivel divulgativo (Med Line Plus), académicos por área de conocimiento (Pub Med), y un amplísimo etcétera. No saber a día de hoy… no tiene perdón. Pero menos perdón tiene privar a nuestros hijos del acceso a todo el saber existente oculto tras una pantalla y a escasos clic o interacciones con la pantalla táctil. Un adulto padre, madre o cuidador de un niño, debe vivir esa sensación de encontrar información, de contrastarla, etc. para poder no sólo transmitirla e inculcar ese procedimiento a los menores, sino, para no cometer la barbaridad de decir: “castigado sin Internet”. Igual sucede con los canales de Youtube. Este adulto, no hace uso de Youtube nada más que para consumir ocio, en caso que lo use. Jamás comparte ni crea contenido temático nuevo y suele prohibirlo a sus hijos.
  • Hacen prohibiciones de uso que posteriormente no respetan ya que castigan o imponen la ley de sin dispositivos en la comida, pero el sábado en la comida con la familia, les ponen un vídeo en la tablet para que “los niños estén entretenidos” o cuando viajan en coche conectan reproductores digitales para “que los niños no sean pesados”. Usan la tecnología como niñera transmitiendo dos mensajes terribles. El primer a nivel educativo (sin entrar en temas de tecnología) “hijo, no soy consecuente con las normas que pongo”. El segundo: “los dispositivos digitales me sustituyen a la hora de entretenerte” Estoy de acuerdo que son excelentes para que los niños puedan ver películas, contenidos muy variados, etc., pero no han de usarse jamás como única forma de que los niños estén tranquilos o se entretengan. Estos adultos lanzan mensajes muy contradictorios que se traducen en una incomprensión importante en los padres.

Podríamos decir que el adulto que cumple este perfil (que es ampliable sin duda alguna) está comenzando a condenar a sus hijos a ser huérfanos digitales. No les está ofreciendo la capacidad de uso, la mentalidad y la forma de enfocar la sociedad hacia la vida digital.

Debe ser un compromiso por parte de padres y adultos de referencia ponerse al día con los dispositivos digitales y las redes sociales. Son clave a día de hoy. Su uso y su experiencia conseguirá que podamos inculcar en los menores el espíritu crítico necesario para su uso y sobretodo, alertarles de los riesgos existentes.

En esta entrada puede encontrarse el perfil del profesor que avoca a sus alumnos a la orfandad digital. Es un perfil amplio y muy específico que requiere de un artículo propio.

 

2 Comments

  1. Pingback:Huérfanos digitales (parte2) El maestro. – BLOG

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