Menú Close

Neuroeducación: Claves para crear aprendizajes profundos y perdurables.

Juan José Millán

Uno de los grandes problemas en la educación es el aprendizaje en sí. Lo que se estudia no se aprende o no son los estudiantes capaces de presentarlo en clase o ante su profesor en situación de evaluación. ¿Puede solucionarse? La respuesta es muy sencilla: sí.

En las escuelas, día a día, al igual que en las Universidades, los estudiantes que allí se encuentran acuden a sus aulas con un fin: aprender. Cuando aprendemos algo, podemos volver a repetirlo varias veces, implementarlo en nuestras acciones cotidianas del día a día e incluso emplear ese aprendizaje para tomar decisiones y construir nuevos.

Un día, hablando con unos estudiantes de Bachillerato, uno me preguntó dónde se encontraba el aprendizaje realmente y cómo se aprendía. Me pareció una pregunta muy interesante, así que nos pusimos a tratar el tema. Me planteaba al finalizar aquel interesantísimo ratito de charla si los profesores de su Colegio sabrían exactamente qué es el aprendizaje y cómo se estructuran los conocimientos a nivel neuronal. Tal vez no se lo habían planteado jamás.

Todo comienza con las neuronas. Las neuronas son la unidad funcional del cerebro. Presentan una interesante estructura. No es objeto de esta entrada abordar la morfología ni la fisiología de la neurona, por lo que no me detendré mucho en ello. Lo que necesitamos saber es que cada vez que aprendemos algo nuevo, se genera una red neuronal que “conforma” ese aprendizaje. Varias neuronas que se agrupan y forman ese nuevo aprendizaje. La nueva red neuronal queda establecida. Es una actividad relativamente sencilla que a efectos neuronales no genera una gran inversión, comparada con muchas otras actividades que realizamos en nuestro día a día.

Así explicado parece sencillo. Aprendemos algo, se crea esa red neuronal y listo. Ya tenemos aprendizaje. Ahora bien. ¿Cuántas veces no hemos tenido alumnos incapaces de obtener buenos resultados en los exámenes pese a saber que el estudiante maneja el tema? ¿Cuántas veces un estudiante nos ha dicho que se “ha quedado en blanco”? ¿Qué está sucediendo con este estudiante?

La respuesta, por desgracia, no es sencilla. ¡Ojalá lo fuera! No es posible dar una respuesta que sirva para todos los estudiantes y todas las situaciones. Así es, cada estudiante constituye un mundo y cada situación también, no obstante es posible encontrar una línea, que a mí entender no es muy compleja, que puede llevarse a cabo en el aula que puede beneficiar al estudiante en dos aspectos:

Por una parte, existen estudiantes con dificultades a la hora de lo que denominaré input de ahora en adelante, es decir, a la hora de introducir la información a aprender. No sólo hago alusión a procesos de memoria, de los que desde mi punto de vista deberíamos huir desde las aulas, sino para todo tipo de aprendizaje. Otros estudiantes presentan dificultades en el output, es decir, en la salida de información. En muchas ocasiones los estudiantes hacen uso de muchas técnicas de estudio y estrategias de aprendizaje, realmente útiles y prácticas, y generan el efecto deseado: ellos aprenden. El problema que presentan es que no son capaces de recuperar la información. La red neuronal, el aprendizaje, se lleva a cabo de forma exitosa, pero por muy diferentes motivos, no son capaces de recuperar ese aprendizaje que se encuentra estructurado en ellos. Estas dos situaciones son las que constituyen un elevadísimo porcentaje de fracasos académicos y de malas calificaciones. Afortunadamente tenemos una forma de combatirlo de forma exitosa.

En esta entrada expongo una actividad para comenzar la clase. En ella tratamos de enfocar el aspecto emocional y generar un entorno que la amígdala perciba como positivo y así generar la siguiente respuesta del sistema nervioso autónomo que optimice el aprendizaje de los estudiantes en el aula. Es una forma magnífica de poder comenzar la clase. Con ello pretendemos crear un ambiente emocional positivo para aprender. Piénselo: al generar emociones adecuadas, agradables, nuestro proceso atencional se regula completamente, siendo capaces de prestar atención sin problema a aquello que se debe atender. Además, generará la estructura de base necesaria, a nivel neuropsicológico, para que todo el campo cognitivo pueda comenzar a funcionar correctamente.

Una vez contamos con el sistema límbico y emocional de nuestra parte, valioso aliado, debemos comenzar a conectar con redes neuronales de aprendizaje establecidas (conocimientos previos).Al conectar con ellas estaremos potenciando una ruta de aprendizaje que se inicia en algo ya conocido y aprendido y con acceso de recuperación (un output) conocido y válido. Con esta tarea tan sencilla, estamos creando un vínculo, un puente, para poder acceder al conocimiento a tratar. Quizá sea algo que ya hemos escuchado muchas veces en las escuelas de educación, en la Facultad, pero realmente es importante. Estamos generando un puente neuronal que servirá para acceder al nuevo aprendizaje. Además, estamos trabajando memoria a largo plazo y memoria de trabajo, es decir, ese espacio de la memoria que podemos comparar con un escritorio de trabajo, con una mesa, en la que colocamos todas las cosas necesarias para trabajar y las vamos usando según necesitamos.

Por otra parte, es esencial que conectemos con otro aspecto clave, sí o sí, en este mundo de la neuroeducación: la función ejecutiva. La función ejecutiva, alojada en la corteza prefrontal, regula muchísimos aspectos cognitivos esenciales. Uno de ellos es la planificación. ¿Permitimos a nuestros alumnos que planifiquen su aprendizaje? En muchas ocasiones no sucede así. Permitir que los alumnos sean responsables de planificar su aprendizaje, preferentemente agrupados en grupos heterogéneos, facilitará que esa red neuronal se asiente y genere una base firme. Planificar no sólo es programar o hacer un cronograma de cuándo hay que trabajar cada parte del tema o del aspecto a tratar. Planificar correctamente implica que el alumno desglose los contenidos, los asocie pensándolos y que, a su vez, organice una estructura lógica para el estudio. Es obvio que el maestro deberá prestar su apoyo y ayuda al estudiante que se inicia en esta estructura de aprendizaje. La planificación está muy cercana al timing, otra de las funciones importantes de la corteza prefrontal donde se encuentra la función ejecutiva. Esta función permite a cada persona valorar la relación coste/beneficio, por decirlo así, entre tiempo y resultado en base al esfuerzo y trabajo que va a requerir. Ese puente neuronal que ya comienza a estar asentado, comienza a armarse con algunas herramientas de peso en este momento. Estamos permitiendo que los estudiantes hagan uso de unas herramientas neurológicas profundas.

Una vez que el estudiante está inmerso en esta dinámica, es hora de generar dudas en lo que está aprendiendo, pero no dudas que le generen un aprendizaje pobre y conservador, sino dudas que el propio estudiante sea capaz de resolver en base a esos conocimientos previos o a otros tratados con anterioridad en la misma materia o en otra diferente. Con esta actividad estamos reforzando el input además de trabajar la memoria a largo plazo y la memoria de trabajo nuevamente.

En este punto hemos garantizado que varios procesos psicológicos básicos tales como la atención y la motivación, están rindiendo al 100% y hemos logrado construir muchas cosas importantes: ambiente emocional propicio para el aprendizaje, puentes neurológicos, implicación de la función ejecutiva mediante la planificación y el timing, y manejo de la memoria a largo plazo y de la memoria de trabajo

Vamos a ver ahora cómo podemos hacer para que esa red neuronal nueva se asiente y se integre en el mapeado neuronal de aprendizajes.

En muchos casos la acción docente ya ha terminado a estas alturas. El profesor una vez expuesto el contenido y explicado (aquí lo han construido los estudiantes), encarga a los alumnos estudiar el contenido. Si queremos garantizar un aprendizaje duradero y práctico hemos de ir muchísimo más allá.

Es hora de comenzar a estructurar y ubicar esa nueva red de aprendizaje establecida. Comenzaremos invitando a los alumnos a estructurar por escrito (bien en papel o bien en cualquier soporte digital, que a día de hoy son miles los recursos posibles: presentaciones, infografías, mapas conceptuales…) el objeto de aprendizaje obtenido tras su trabajo.

De este modo estamos logrando un output inicial. Se establecen importantes conexiones para recuperar todo lo tratado apoyado por el material accesible y disponible que ha constituido la base de trabajo del aprendizaje y de la sesión o sesiones de trabajo. Con esta organización del trabajo, del contenido a aprender, la nueva red neuronal constituyente de aprendizaje se asienta y se refuerza, estableciendo todos aquellos puentes neuronales con todos los aprendizajes previos posibles.

No terminamos aquí. Una vez organizado el trabajo, es preciso que se comparta con los compañeros. Ya traté en esta entrada algo similar cuando hablaba del PLE o Personal Learning Environment (entorno propio de aprendizaje). Los estudiantes deben compartir la organización de su aprendizaje y explicarla. Con ello logramos un doble objetivo. Por una parte el output termina de asentarse claramente, cristalizando así la recuperación de la nueva red de aprendizaje. Al explicarlo, las conexiones de esta red neuronal se refuerzan y reafirman, cristalizando también el contenido en sí.

Por otra parte, los estudiantes que están escuchando al que expone su contenido, si ha tratado el mismo, contrastaran continuamente sus redes de aprendizaje con las expuestas por el compañero. De este modo se asentarán nuevos puentes y se reafirmará el aprendizaje.

Próximamente escribiré sobre el PLE y los aportes que esta metodología de trabajo realiza sobre el aprendizaje del estudiante y los frutos que podemos esperar tras la aplicación de dicha metodología. Quizá se acueste más a una metodología basada en TIC y en procedimientos, no obstante, también está repleta de aspectos neuroeducativos.

Finalmente, la aplicación de estas estrategias neuroeducativas tratadas, no sólo generará aprendizajes tremendamente potentes y perdurables de fácil recuperación consciente, sino que por último nos ofrece una perla en modo de neurotransmisor que redundará en la autorregulación académica del estudiante y con la posibilidad de que adopte este modelo de trabajo para próximos aprendizajes. La perla que se nos ofrece es la serotonina. Neurotransmisor muy relacionado con el estado de ánimo. El aumento de presencia de éste neurotransmisor afecta positivamente al estado de ánimo. Partimos de una situación emocionalmente controlada, con un ambiente emocional propicio para el aprendizaje. La actividad prefrontal activada y obteniendo logros. Esto generará una importante sensación de bienestar y de estado anímico en el alumno al lograr los objetivos de una forma sencilla. El ser humano funciona así: si algo nos funciona tendemos a repetirlo. Si algo nos genera bienestar, también. Por tanto será sencillo que este estudiante tienda a repetir este proceso con próximos aprendizajes. Además, le servirá lo expuesto por otros compañeros en clase para poder autorregularse, es decir, poder conocerse como aprendiz y saber qué temas podría haber tocado mejor y cuáles ha tratado de forma adecuada.

Con este trabajo, hemos logrado un magnífico proceso de aprendizaje en el estudiante. Ahora sólo falta que el profesor no lo estropeé llevando a cabo una evaluación disonante con el proceso de aprendizaje.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *