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Beneficios de la educación bilingüe

Por qué es bueno el bilingüismo

Beneficios de la Educación Bilingüe

En las últimas décadas, sobre todo en la que comenzamos ahora junto con el nuevo siglo, hemos podido ser testigos de cómo los planes de estudio tradicionales han ido tomando el apellido de bilingües. Sin duda alguna, actualmente, un colegio que educa en dos lenguas es mucho más atractivo que el que lo hace sólo en una. Me gustaría formular una sencilla pregunta a los miembros de la comunidad educativa: ¿Por qué? ¿Alguien se ha preguntado los beneficios o los perjuicios que puede acarrear un aprendizaje o una enseñanza en dos idiomas?

¿Qué nos Ofrece la Educación Bilingüe?

Partamos de lo esencial. El alumno aprenderá dos idiomas o tres y será más competente en el futuro. Este es el pensamiento que guía a muchos padres a matricular a sus hijos en centros en los que no sólo se habla en castellano. No obstante, es conveniente pensar en muchas otras cuestiones que ayudarían a estos padres a tener más clara la elección. Comencemos desde lo más básico: el lenguaje es la actividad simbólica de la representación del mundo mas específicamente humana (Berk, 1994) y, a su vez es el proceso cognitivo que nos diferencia de los animales de otras especies. (Palacios, 1996).

Características básicas del Lenguaje

Haciendo un amplio resumen, las características del lenguaje humano son cuatro:

1- Función semántica: símbolos a los que se les da un significado.

2- Función descriptiva: capacidad del individuo para describir acontecimientos u objetos.

3- Función productiva: puede generar un número infinito de pensamientos o ideas a partir de un número finito de palabras.

4-Función sintáctica: noción o necesidad de establecer reglas gramaticales que determinan el lenguaje. (Palacios, 1996)

Quedan por tanto, aunque muy ampliamente resumidas, las características básicas del lenguaje, o lo que es lo mismo, lo que los maestros de lengua hemos de lograr que se asiente en nuestros alumnos.

¿Cómo Aprende el Lenguaje el Cerebro?

De una manera muy superficial, pues no se trata de abordar desde un aspecto neurológico, el cerebro aprende el lenguaje de la siguiente forma: El niño tiene que enfrentarse a unas grafías que en un principio carecen de sentido alguno para él. Es una lástima no poder recordar cuál fue nuestra primera impresión frente a la letra “a”, o cómo nos sentimos frente a la “w”. Una vez que el niño es capaz de identificar por separado cada una de esas grafías, las tiene que asociar a un sonido, a un fonema, que siempre es el mismo, salvo en muchas ocasiones, como aquellas en las que la letra “c”, por ejemplo, hace las veces de /z/o de /k/ (Las letras entre barras /z/ emulan fonemas, sonidos propios de la letra del idioma).

También el niño puede encontrarse con una situación diferente, que a un mismo sonido, fonema, le correspondan dos representaciones gráficas. Es el caso de la “b” y la “v” que siempre suenan /b/ o de las veces que la “g” suena como su vecina “j”: /j/. No sólo sirve con leer las letras y relacionarlas con su sonido, sino que también hemos de conseguir que cuando suenen las sepa asociar a una grafía, y que cuando las piense sea capaz de evocar su representación gráfica y oral.

No contentos con este proceso infinitamente complejo, vamos más allá y decidimos aprender que dos letras juntas forman determinado sonido, y que varias, forman palabras, y no sólo eso, sino que cada palabra se corresponde con un objeto, sentimiento (a veces difícil de entender), necesidad, acontecimiento, situación, etc. Como es de esperar, este proceso no finaliza en este punto, seguimos haciendo que nuestros pequeños avancen hasta llegar al punto en el que varias palabras forman frases, oraciones. Evidentemente, evolucionamos a las normas de ortografía, sintaxis, etc. Cuestión que no es objeto de este artículo.

Como ha quedado reflejado, el panorama no está exento de una incipiente complejidad a lo largo de todo el proceso. Y si ahora subrayamos que este es un proceso que a los seis años ya tiene que estar asentado, y efectivamente, así sucede en la totalidad de los alumnos que se desarrollan a un nivel normal, ya es para quitarse el sombrero.

Nosotros vamos más allá. No sólo vamos a realizar este proceso en una lengua, sino en dos. ¿Qué perspectiva nos ofrece este enfoque?

Desarrollo de los Hemisferios Cerebrales en escolares Bilingües

Cabría esperar que se produjera un mayor desarrollo en el área del lenguaje, que mal y rápidamente, diré que se localiza en su mayor parte en el hemisferio izquierdo del cerebro. No obstante, durante los últimos dos años he podido llevar a cabo desde mi consulta una pequeña investigación que perseguía únicamente la comprensión del fenómeno de las diferencias entre educación bilingüe (por inmersión, es decir, más del 75% del tiempo en el segundo idioma) y no bilingüe. Tras aplicar a una amplia muestra de estudiantes bilingües por inmersión, pruebas (se hace referencia al WISC-R, 12 pruebas para la medida de aptitudes intelectuales y obtención de Cociente Intelectual)  para medir el desarrollo de los hemisferios cerebrales, se puede apreciar que la totalidad de los alumnos que cursan su aprendizaje en centros bilingües, en modalidad de inmersión y que se ajustan a los criterios de normalidad establecidos por la CIE 10 (Clasificación Internacional de las Enfermedades)  y el DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) , obtienen mayores puntuaciones en la escala que mide las funciones propias del hemisferio derecho. Era de esperar, pues este es el encargado de las tareas que anteriormente han quedado aclaradas acerca del proceso de adquisición del lenguaje escrito.

¿Cuáles son los Beneficios de la Educación Bilingüe?

Por tanto, ¿en qué favorece una enseñanza bilingüe al alumnado? Se ha tratado de estudiar los lóbulos temporo – occipital derechos, occipital derecho, frontal derecho (y parte del izquierdo) y temporo – parietal derecho, así como la coordinación y organización práxica presente en los lóbulos temporo – parietales.

Al observar en éstos un amplio rendimiento, en ocasiones superior a la media propuesta como normal para los alumnos de su edad cronológica, se puede decir que la enseñanza bilingüe favorece al alumnado en:

  • – Una mejor capacidad de organización visoespacial y memoria visual.
  • – Mejor desarrollo de la capacidad visoespacial.
  • – Capacidad de organización motriz por encima de la media.
  • – Mejor capacidad para organizar el trabajo.
  • – Mayor entrenamiento y eficacia en la memoria visual y de formas así como en la coordinación visomotora.
  • – Asimismo, se aprecia un incremento en la capacidad de organización de la percepción visoespacial y de la coordinación y rapidez motrices práxicas.

No obstante, se puede plantear esta cuestión, se aprecia que el hemisferio izquierdo queda por debajo del derecho en cuanto a puntuaciones directas se refiere. ¿Hasta qué punto es eso bueno o malo? No se puede concluir que las bajas puntuaciones en las funciones propias del hemisferio izquierdo (encargado del lenguaje) que obtiene prácticamente la totalidad de la muestra, reflejen un déficit intelectual, pues existen interacciones patentes de las puntuaciones en las tareas cristalizadas (funcionamiento intelectual en tareas que requieren entrenamiento, educación y aculturación previos)  con variables como capacidad de lenguaje, cultura y estilo cognoscitivo.

Vistos los resultados, se puede esperar que los alumnos bilingües escolarizados al menos un 75% de su tiempo lectivo en la segunda lengua, alcancen el equilibrio entre sus dos hemisferios a medida que van adquiriendo la cultura propia de la lengua, amplían su capacidad de lenguaje en lo referente a léxico, semántica, fonética y sintaxis, y su estilo de aprendizaje se vaya definiendo. Quizá el aprendizaje total de ambas lenguas sea más lento que el del niño que sólo estudia en castellano, pero el entrenamiento cerebral al que es expuesto, las capacidades que adquiere y las destrezas que termina por dominar el estudiante bilingüe, ofrecen un panorama alentador, más aun, teniendo la certeza de que adquirirá ambas lenguas.

Por tanto, creo que los padres que matriculan a sus hijos en centros bilingües, deberían tener estas motivaciones añadidas y sumarlas a la, ahora quizá nimiedad, de la segunda lengua como elemento clave en el proceso de decisión y elección de centro.

En estos días en los que las enseñanzas apuntan hacia la educación bilingüe y que en diferentes comunidades autónomas se comienza a implantar la enseñanza en la lengua oficial y cooficial (bilingüe al fin y al cabo) mucho tendremos que estudiar e investigar para aclarar hacia dónde apunta esta enseñanza, sus beneficios o luces y sus sombras.

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