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Intoxicación por metales pesados y Trastorno por Déficit de Atención.

El déficit de atención es un trastorno que se presenta con relativa frecuencia en las aulas, en mi opinión sobrediagnosticado y mal afrontado desde las perspectivas farmacológica y reeducativa.

Un trastornos sobrediagnosticado: 
¿Qué hace falta para que un niño sea diagnosticado de TDA? Existen diferentes guías que enumeran una serie de criterios para el diagnóstico. El DSM V y la CIE 10 establecen diferentes puntos. Ambas coinciden en:
– Las dos describen 18 síntomas
– Para ambas guías es necesario que los síntomas se den durante más de 6 meses: Este es un dato que muchas veces se olvida, pues es frecuente que el nuevo tutor del alumno, al pasar un mes de clase y ver que le cuesta hacerse con él, le envíe a ser evaluado. En dos meses está con tratamiento farmacológico.
– Especifican que los síntomas deben generar dificultad en diferentes ámbitos de la vida del niño: En muchas ocasiones sólo se observa que influye sobre su vida escolar. Los problemas que pueden presentarse en casa son una consecuencia de los problemas escolares. Es decir: el niño presenta un comportamiento no aceptado en el Colegio y no obtiene buen rendimiento. En casa hay problemas por el comportamiento de la escuela y por las calificaciones, no por esa conducta que genera el problema en la escuela
– Consideran que ha de existir un deterioro funcional causado por el trastorno
– Coinciden en que la sintomatología no pueda explicarse por otro trastorno: Aquí hay muchos problemas de diagnóstico. El diagnóstico diferencial en muchísimas ocasiones brilla por su ausencia. Se descartan aspectos muy básicos tales como marcadores motivacionales, emocionales, aspectos sobre la capacidad cognitiva, estilos educativos en el aula, etc. Al principio me sorprendía observar cómo muchos niños a los que evaluaba para observar déficit de atención finalmente resultaban ser niños con altas capacidades cognitivas que no sentían alimentada su hambre de conocimiento en clase y terminaban por portarse mal. En otros casos ha sido el umbral de tolerancia del profesor la pieza determinante. Estilos educativos o líneas pedagógicas que requieren que un niño de 9 años esté sentado durante dos horas seguidas, etc.

Hace aproximadamente 10 años, allá por 2007, comenzaron a venir a mi consulta una oleada de niños adoptados de muy diferente nacionalidad. Por aquella época se publicaban artículos acerca de los niños adoptados y su relación con el déficit de atención. ¿Qué motivo es ese? Si el niño es adoptado tiene TDA , pero… ¿y si ese mismo niño no fuera adoptado? ¿Tendría también TDA? La cosa tenía su interés.

En el año 2008 me encontré con niño de 10 años que vino a mi consulta. Venía con informes previos de TDA, de Dislexia, Trastorno de ansiedad, Trastorno Oposicionista Desafiante, Trastorno de Comportamiento y un largo etcétera de etiquetas nocivas para la autoestima del niño, que repetía sus etiquetas y las usaba, como suele costumbre, como motivo para justificar su mal comportamiento. Ese año se dio un cúmulo de coincidencias interesante: Por esa época andaba inmerso en un proyecto medioambiental.  Inicialmente tuve la suerte (ya que fue un factor importante para poder resolver la situación de este niño) de acceder a un informe presentado por Greencross.ch que ya no se encuentra online (pero puede accederse a la información del mismo y a su ampliación de 2013 Los diez lugares más contaminados del mundo). Ese mismo año me regaló un buen amigo el manual del Psiquiatría Clínica del Dr. Gómez Restrepo (Disponible aquí: Manual de Psiquiatría Clínica Gómez Restrepo (Google Books) donde trataba el tema del TDA y que hace una mención a los metales pesados como posible factor etiológico. El tercer aspecto que incidió radicalmente en mi hipótesis de trabajo fue un Congreso, creo recordar que fue en Madrid, en la facultad de ciencias de la salud del CEU en Montepríncipe, donde coincidí con el Dr. Paulino Castells, reconocido Psiquiatra, con el que pude charlar un rato acerca del TDA. Tras la conversación con él e hilando uno datos y otros me hice una pregunta: ¿podría ser? Tras tratarlo con su pediatra, se observó que existían niveles de plomo en la determinación plasmática.  “Los aumentos de los niveles de plomo en sangre durante la temprana infancia y la niñez están asociados con déficit de atención, aumento de impulsividad, disminución en el rendimiento escolar, agresión y comportamientos delictivos. Los efectos sobre el aprendizaje se pueden observar aún con niveles de plomo en sangre actualmente considerados seguros” (Extraído de Schettler T. En la línea de fuego: amenazas tóxicas para el desarrollo del niño. Greter Boston Physicans for Social Responsibility/Clean Water Fund; 2001.)  y además “Destacamos nuevamente que los síntomas de la intoxicación en niños son generalmente inespecíficos, por lo que en presencia de cólico abdominal, trastornos de conducta, hiperactividad, falta de atención o retardo sin una causa evidente se debe sospechar la intoxicación por plomo. Por lo tanto es importante investigar a través del interrogatorio minucioso, las posibles fuentes de exposición del niño” (Extraído de Piomelli S. Intoxicación por plomo. In: Behrman RE, Kliegman RM, Arvin AM. Nelson Tratado de Pediatría.15 ª ed. Madrid: Mc Graw-hill Interamericana, 1998: 2503-07.) Los niveles de plomo no eran excesivamente elevados: 25 microgramos/dl. Se trabajó en una dieta muy pautada y equilibrada y se trató con agentes quelantes durante un tiempo reducido dada la baja tasa detectada.  El niño comenzó a ofrecer una notoria mejoría en su comportamiento y actividad académica, al igual que en casa. Poco a poco sus múltiples trastornos fueron desapareciendo. Se planteó un segundo problema en este caso: la retirada de los fármacos que estaba tomando (Concerta 18mg 1-0-0 y Diazepam 0.12mg/kg/día dividido en tres dosis 1-1-1).

Tras tratar a este niño me puse a revisar literatura científica sobre el asunto. Me centré en China y en Este de Europa, ya que son los niños adoptados que con más frecuencia se presentan en consulta por motivos similares. Los resultados del Este de Europa se acercan casi todos al plomo. En China cambia el metal, siendo el cadmio el que se encuentra más presente: “En un estudio transversal desarrollado en China, se observaron mayores problemas de sociabilidad y atención asociados a niveles más altos de Cadmio en pelo de niños entre 7 y 16 años” (Extraído de Bao QS, Lu CY, Song H, Wang M, Ling W, Chen WQ, et al. Behavioural development of school-aged children who live around a multi- metal sulphide mine in Guangdong province, China: a cross-sectional study. BMC Public Health. 2009;9:217.)

Con el tiempo viví otro episodio similar con otro niño del Este de Europa que se resolvió de forma similar.

Lo cierto es que me genera una sensación muy gratificante el observar que comienzan a crearse guías para atender a la realidad multicultural. En este libro (publicado en 2014) en la página 236  ya se hace referencia a que los niños procedentes del Este de Europa pueden presentar, entre otras situaciones, intoxicación por plomo.

Déficit de Atención: sí, existe. Pero hemos sufrido durante los últimos años un sobrediagnóstico y lo hemos convertido en un estatus que sirve para incluir a todos los niños que se portan mal en el clase, que tienen dificultades, que se aburren o con los que el profesor no logra hacerse. Toda conducta alterada responde a algún motivo, pero hay muchos más motivos que el TDA. Sin duda, un trabajo multidisciplinar que aúne los esfuerzos de los Profesores, Orientadores, Neurólogos, Neuropsicólogos, Pediatras, Neuropediatras y  padres, cuyo enfoque no se encuentre sesgado ni exista prejuicios acerca de las orientaciones clínicas o criterios diagnósticos, ofrecerá siempre un resultado excelente.

 

4 Comments

  1. Pingback:Acabemos con los deberes - BLOG de Juan José Millán.

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