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Neuroeducación: Poniendo la amígdala a funcionar.

NEUROEDUCACIÓN: Poniendo la Amígdala a Funcionara

Juan José Millán


En los últimos días se está hablando mucho en las redes sociales del Brain Basic Learning o aprendizaje basado en el cerebro. Este concepto esconde una fusión de Neurociencia, Pedagogía y Didáctica, y Psicología. La Neuroeducación es una disciplina aun no muy reglada que se antoja esencial.

Los avances en Neuropsicología están siendo exponenciales. Durante los últimos años se ha avanzado y progresado más en esta área que en los últimos 200 años. Desde Phineas Gage y su ¿desafortunado? accidente con las vías del ferrocarril hasta el día de hoy, en el que los maestros comienzan a preocuparse y, lo hacen muy en serio, por aprender neurocienia.

He leído muchos artículos que me han parecido demasiado teóricos acerca del tema. Muy científicos, muy académicos. He leído otros tantos que pecan de carecer de fundamento científico y creo que es un error. Un maestro tiene que tener clara la intencionalidad de su actividad en el aula. Debe huir del currículum oculto y ser consciente de qué está haciendo con sus alumnos y qué impacto va a generar aquellas actividades que desarrolle en el aula.

En esta entrada voy a una actividade tipo que puede realizarse de forma muy variada. Es un modelo de actividad de BBL (Brain Basic Learning) encaminada a introducir en el aula, de una forma muy sencilla, aspectos neuroeducativos.

Todas estas actividades parten de la base de que para generar un aprendizaje, cualquier tipo de aprendizaje, es necesario que se genere un cambio en las estructuras neuronales, responsables de todo aprendizaje, pues el aprendizaje está constituido por redes neuronales:

Actividad 1: Un poco de emoción para iniciar la clase.
La amígdala, gran beneficiada en esta actividad, es una estructura subcortical situada en la profundidad del lóbulo temporal. Se encuentra conectada con prácticamente la totalidad del encéfalo.

Su papel en la integración emocional es clave. Muy ligada a ella se encuentran el sistema límbico. Es muy importante mencionar que el núcleo central de la amígdala recibe aferencias del sistema nervioso autónomo, responsable de modificar una grandísima cantidad de constantes vitales tales como frecuencia cardiaca, tensión arterial, frecuencia respiratoria, dilatación pupilar, pero no sólo eso, regula la actividad de los diferentes sistemas y órganos, pues está muy relacionado con la inervación de los músculos lisos (presentes en vísceras).

Teniendo en cuenta lo tratado hasta este punto, podremos comprender su funcionamiento claramente. La amígdala va un paso por delante de la actividad cognitiva. Rastrea el entorno para observar si existe algún tipo de amenaza o si por el contrario el entorno es plácido y seguro. En base a eso, se activarán mecanismos encaminados a la supervivencia del ser humano. Puede sonar extremo y extraño decir que un alumno no aprende matemáticas porque partes primitivas de su cerebro le están indicando que el entorno es percibido como una amenaza, pero no hay nada más lejos de la realidad. Pongamos un ejemplo. Pensemos en ese alumno que alguna vez hemos tenido en clase que cada vez que se le invitaba a salir a la pizarra, se bloqueaba completamente y terminaba llorando. Salir a la pizarra puede sustituirse por corregir una actividad, realizar un examen, responder a una pregunta del profesor. Este alumno comenzaba a ponerse nervioso, y observábamos en él rigidez, posiblemente sudoración e incluso temblor. Es posible que en algún caso hubiera vomitado. ¿Qué le está sucediendo? Muy sencillo: La amígdala ha percibido como amenazante la situación y ha generado una activación del sistema nervioso simpático. El sistema nervioso simpático ha elevado su frecuencia cardiaca, su frecuencia respiratoria y su tensión arterial. Ha eliminado la actividad de los sistemas reproductor y digestivo y ha concentrado la sangre que debiera invertirse en estas actividades en los músculos de la pierna, sobre todo en el cuádriceps. Sus pupilas se han hecho grandes (midriasis pupilar). Es un mecanismo que el nuestro sistema nervioso activa para emprender la huida ante una amenaza. Pensemos en el hombre primitivo. Ante el visionado de un depredador mayor que él, aumenta la frecuencia cardiaca y respiratoria para oxigenar mayor cantidad de sangre y tener más cantidad de oxígeno disponible. Eleva la tensión arterial. Al realizar constricción arterial (arterias más pequeñas, ya que su inervación autónoma permite ampliar o disminuir el calibre de éstas) se está evitando que ante una herida, factible en la huida, se desangrara rápidamente, pues está pasando menos cantidad de sangre al encontrar las arterias de un calibre menor. Sus pupilas midriáticas (grandes) para poder observar bien el entorno y así poder percibir otras amenazas o vías de escape. Igualmente, los sistemas digestivo y reproductor, entre muchos otros mecanismos, se desactivan rápidamente. Nadie en una situación de peligro piensa en comer o reproducirse. Además, los mecanismos de eliminación de orina se eliminan también y se observa una importante actividad de las glándulas suprarrenales que comienzan a liberar adrenalina.

¿Es esta situación una situación para que el estudiante participe en el aula o aprenda? No. Claramente. Por este motivo siempre es adecuado comenzar la clase con una actividad que genere justamente lo contrario, un entorno apacible, que nuestra amígdala pueda percibir como agradable para generar justo todo lo contrario: frecuencia arterial y respiratoria normal o ligeramente disminuida, pupilas medias (normales), normotensión arterial, adecuados mecanismos digestivo, reproductor y renal. Con la actividad que se va a detallar, se conseguirá además una activación de la dopamina, la cual participa de forma implícita en el aprendizaje.

La actividad propuesta es la siguiente:
Coloque un cronómetro en su pizarra digital o a través del proyector de su aula (si no dispone de esta posibilidad bastará con que indique el inicio y el final del tiempo para llevar a cabo la actividad de algún modo que sea auditivo). Este cronómetro puede servirle. Explique a los estudiantes que durante los próximos tres minutos deben andar por la clase y buscar a un compañero para decirle algo de lo que a continuación se propone:

  • Una cosa buena de esa persona.
  • Darle las gracias por algo bueno.
  • Lo mejor de su fin de semana.
  • Algo que le apetece mucho hacer.

Trate de variar lo que cuenta el uno al otro cada día. Hará la actividad mucho más práctica.

Ofrezca a los estudiantes entre 3 y 5 minutos para llevar a cabo la actividad. Posteriormente a su realización, que a priori puede parecer muy sencilla, los alumnos se encontrarán con una predisposición límbica fantástica para afrontar una hora de clase.

6 Comments

  1. Pingback:Neuroeducación: Claves para crear aprendizajes profundos y perdurables. – BLOG

  2. Roberto

    Hola, me resulta interesante el hecho que hables sobre ciencia y no menciones un sólo artículo en toda tu publicación, no vendría mal si citas algunos que indiquen que si un reforzador emocional o social, realmente mejora la practica académica.

    • Juan José Millán Estañ

      En español te recomiendo la siguiente:
      ELIAS, M.; TOBIAS, S., y FRIEDLANDER, B. (1999): Educar con inteligencia emocional. Barcelona,
      Plaza y Janés.
      – FERNÁNDEZ-BERROCAL, P.; SALOVEY, P.; VERA, A.; RAMOS, N., y EXTREMERA, N. (2001): «Cultura,
      inteligencia emocional percibida y ajuste emocional: un estudio preliminar», en: Revista Electrónica
      de Motivación y Emoción, 4.
      – FERNÁNDEZ-BERROCAL, P., y RAMOS, N. (2002). Corazones Inteligentes. Barcelona, Kairós.
      – GARDNER, H. (2001): La inteligencia reformulada. Barcelona, Paidós.
      – GOLEMAN, D. (1996): Inteligencia emocional. Barcelona, Kairós.
      – GOTTMAN, J., y DECLAIRE, J. (1997): Los mejores padres. Madrid, Javier Vergara.
      – GÜELL, M., y MUÑOZ, J. (1999): Desonócete a ti mismo. Programa de alfabetización emocional.
      Barcelona, Paidos.
      – SHAPIRO, L. E. (1997): La inteligencia emocional en niños. Madrid, Javier Vergara.
      – STERNBERG, R. (1997): La inteligencia exitosa. Barcelona, Paidós.
      – VALLÉS, A., y VALLÉS, C. (2000): Inteligencia emocional: Aplicaciones educativas. Madrid, Editorial
      EOS.

      Si quieres leer en Inglés puedes probar con esta:
      BAR-ON, R., y PARKER, J. (2001): The Handbook of Emotional Intelligence. Theory, developmental,
      and application at home, school, and in the workplace. San Francisco, Jossey-Bass.
      – CIARROCHI, J.; FORGAS, J., y MAYER, J. (2001): Emotional Intelligence in Everyday Life: A Scientific
      Inquiry. Nueva York, Psychology Press.
      – SALOVEY, P., y SLUYTER, D. (1997): Emotional Development and Emotional Intelligence: Implications
      for Educators. Nueva York, Basic Books.

      Para mí son unos títulos importantes, presentes en mi biblioteca desde hace años.
      Si quieres algo más novedoso puedes leer:
      Bisquerra, R.; Pérez, J.C. & García, E. (2015) Inteligencia emocional en educación. Madrid:
      Síntesis.
      Camps, V. (2011) El gobierno de las emociones. Barcelona: Herder
      Delors, J. (Coord.). (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la
      Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI. Madrid: Santillana-UNESCO.
      Recuperado de http://www.educa.madrid.org/cms_tools/files/6bebccef-888c-4dd6-b8c1-
      d0f617656af3/La_educacion.pdf
      Gardner, H. (1983) Frames of Mind. New York: Basic Book
      Gilbert, I. (2005) Motivar para aprender en el aula. Las siete claves de la motivación escolar.
      Barcelona: Paidós
      Goleman, D. (1995) La inteligencia emocional. Barcelona: Kairós
      Pérez, A. (2015, Diciembre) Siete tesis para debate. Cuadernos de Pedagogía, 462.
      Recuperado de
      http://www.cuadernosdepedagogia.com/content/DocumentoTDC.aspx?params=H4sIAAAAAAA
      EAO29B2AcSZYlJi9tynt_SvVK1-
      B0oQiAYBMk2JBAEOzBiM3mkuwdaUcjKasqgcplVmVdZhZAzO2dvPfee–
      Mora, F. (2013, Julio, 16) Entrevista por Javier López. El Cultural. Recuperado de
      http://www.elcultural.com/revista/ciencia/Francisco-Mora/32693
      Traveset, M. (2015, Junio). La perspectiva multidimensional de la pedagogía sistémica.
      Cuadernos de Pedagogía, 457. Recuperado de
      http://www.cuadernosdepedagogia.com/content/DocumentoTDC.aspx?params=H4sIAAAAAAA
      EAO29B2AcSZYlJi9tynt_SvVK1-
      B0oQiAYBMk2JBAEOzBiM3mkuwdaUcjKasqgcplVmVdZhZAzO2dvPfee–
      999577733ujudTif33_8_XGZkAWz2zkrayZ4hgKrIHz9-
      fB8_Itps0ny28wuzabvOyqfV9LNd_F5c5myCX1ezGafnf7eO_Ts7uw93N_5hZd53RTV8rO9nd37O5_u3MMHxfk1vfnmepV_dp6VTf4L80lVv
      Q3e-_1N-_8Hcfd9uXAAAAA=WKE
      Vergara, J. J. (2015, Julio, 2). La ecuación del ABP: 5+2=ABP [Mensaje de Blog]. Recuperado
      de http://www.blogcanaleducacion.es/la-ecuacion-del-abp-5-2-abp-y-iii/

      No aporto referencias bibliográficas porque se trata de un espacio de opinión y de divulgación, donde poner al alcance de todos cosas prácticas que funcionan y experiencias útiles a la vez que reflexiones personales, motivos por los cuales deseo dejar a un lado lo académico e ir a un texto sencillo. Si quieres más referencias puedes contactar conmigo y con mucho gusto te las ofreceré.

  3. Asdrúbal Gago

    Indudablemente el estado de serenidad relax y de interrelación agradable hacen mas receptiva nuestra capacidad de aprendizaje al tener nuestra disponible para el acto cognoscitivo.

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